UN CUARTEL SIN CARTUCHOS
Sin duda alguna que Chile Vamos y su candidata han sobrepasado todo límite de la incongruencia política y han caído en la mayor de las maldades humanas: la estupidez.
Para explicarlo haré un
símil con un cuartel sin cartuchos.
La falta de cartuchos en un
cuartel no solo afecta su capacidad operativa, sino que también, puede ser el
inicio de problemas más profundos en la organización y coordinación de las
distintas áreas necesarias para enfrentar al enemigo.
Hay un cuartel político que
agrupa un par de regimientos antiguos, desgastados, poco aguerridos, cuyos
oficiales viven una realidad completamente ajena al campo de batalla,
acompañados de una pequeña unidad de desadaptados, sacados de las casas
ubicadas en el barrio alto y que no tienen formación de ninguna especie. Hoy
todos ellos, en conjunto, no han logrado en varios meses consecutivos levantar
las barreras defensivas contra el enemigo; todo lo contrario, se baten en
duelos comunicacionales con los sectores afines, dejando abierto el campo de
batalla a la verdadera enemiga.
La sargento jefe de este
regimiento, en su desesperación por falta de cartuchos, abre permanentemente
orificios para que escale el enemigo y en más de una ocasión se la ha visto
levantar bandera blanca frente al comunismo. (ver foto)
¡Le faltan cartuchos a esta sargento!
Pretendió aglutinar un arsenal de balas pensantes y lo que recogió fueron
perdigones que no sirven ni para espantar los ratones que susurran en su
entorno y la hacen cometer un error táctico tras otro. Nombró 11 gendarmes en
plena crisis de credibilidad como candidata y ninguno dio en bola, creando una
confusión al interior del cuartel y gastando todas las pocas municiones
intelectuales que había recogido. ¡Un desastre la mezcolanza!
Reorganizó su estrategia,
sacó los gendarmes que no la convencían, entre ellos un importante alcalde, con
lo cual le tiró la última granada que le quedaba a su propio cuartel general,
explotando y quedando la sargento con un ataque de nervios, y un grupo de
mujeres que salieron a gritar “el violador eres tú”. Fue todo lo que le quedó,
mientras se sigue desplomando en las encuestas.
Entonces, recurrió a la
estrategia marxista, planificó con un par de cerebros con caca un mecanismo
defensivo basado en el victimismo en vez de salir a defender a los niños
muertos por las balas locas del narcotráfico; las mujeres violadas o muertas
por la delincuencia; o defender a los carabineros a diario ultrajados por
tratar de mantener el estado de derecho, o defender la soberanía nacional de la
inmigración.
¡No ella, la sargento, se
victimiza! y culpa a otro regimiento que tiene muy claro quién es el verdadero enemigo.
Enemigo que ataca sin piedad, pretendiendo demoler los valores y fundamentos de
la cultura occidental: derecho a la vida, propiedad y libertad.
Pero ella, la sheriff de la
“prudencia”, inmisericorde y sin prueba ni antecedente alguno que sea
constitutivo de delito en la lucha política como, por ejemplo, grabar
conversaciones telefónicas privadas y reproducirlas en una radio Kioto o acusar
a todo un parlamento de consumir drogas, se atrinchera junto a unos pocos conscriptos
que le van quedando, para crear un ambiente de odio y revancha contra todos los
chilenos libres.
En estrategia cuando se
confunde el enemigo, cegado por la ambición, y con ello ponerse una vil medalla
ganada con la traición a valores y principios, reconociendo que está equivocada
en el sector que representa ya que sus ideales son de izquierda, no solo merece
el castigo que ya recibe, sino que debe ser despreciada por la maldad que
encierra su ambición y la estupidez de sus asesores.
Sin cartuchos para luchar y
con una batería endeble no
pretenda ganar la batalla. La resistencia con claridad y fuerza, históricamente,
nos enseña otra cosa.
Hagamos historia ya que
hablamos de cuarteles y políticos. ¿Se acuerda de Philippe Pétain? Éste fue un
mariscal francés que lideró el gobierno colaboracionista de Vichy durante la
ocupación nazi de Francia. Felizmente, la resistencia liderada por De Gaulle lo
puso en su lugar, y el colaboracionista fue juzgado, condenado a muerte y la
pena, conmutada por cadena perpetua.
Pues bien, esta sargento
está colaborando para que la ocupación comunista logre su propósito y se quede
para siempre con el poder. De ahí que ojalá nadie le aporte cartuchos y que
solita se ahogue en su desesperación. Las granadas que está usando contra los
ejércitos defensores de la Patria explotarán en ella y al final de la batalla,
no me cabe duda, que tendrá su sillón en el banquillo de los acusados.
Ud., si todavía no se
convence y tiene cartuchos no los gaste en gallináceas. ¡¡Será cómplice, si lo
hace!!
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