FAMOSO EMPRESARIO AHORA VENDE FLORES: GLADIOLOS

 





Para los entendidos del mundo agroindustrial, Juan Sutil es un nombre conocido ya que no sólo posee una gran fortuna, sino que le apetece el poder. Fue presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio y tuvo gravitante importancia en el ensayo experimental mediante el cual se encerró a toda la población de occidente y, en el caso de Chile, fue un acérrimo colaborador de la aplicación de medidas sanitaria, que todos sabemos fue una vil mentira y una maniobra de los poderes fácticos mundiales, hoy llamados Estado Profundo, que pretenden controlar el mundo mediante las utilidades de sus negocios.

En numerosas apariciones públicas este empresario se hace ver como dialogante, amante de la corrección política y sobre todo férreo partidario de los acuerdos políticos. Así, ha colaborado con su socia y amiga del Partido Comunista, Irací Hassler, como también ha recibido los elogios de Gabriel Boric.

No podía ser de otra manera, es un progresista ciento por ciento, en su lenguaje cotidiano privado y público están los términos: hidrógeno verde, medio ambiente sustentable, pueblos originarios, inclusión, cambio climático y los restantes postulados de la agenda 2030, con la cual se quiere redefinir el comportamiento humano y establecer parámetros que solo sirven al enriquecimiento de los poderosos del planeta.

En Chile, Sutil y la masonería han acuñado otro término para engañar al pueblo y controlar el poder: la “transversalidad” y han publicado un libro titulado “La Masonería Propone a Chile”. ¡Vaya que atrevimiento! ¿Qué proponen? que pensemos transversalmente, es decir, que no existan valores y principios que defender.

Algo así como poner en marcha cualquiera de los llamados mamarrachos constitucionales, donde se borraba de cuajo el concepto: Patria, Nación, Identidad, entre otros y se proclamaba el estado social y democrático de derecho. 

Para este señor, la transversalidad pasa solo por el diálogo y los acuerdos que beneficien el interés empresarial, es decir, maximizar las utilidades de las empresas disfrazándolo de progreso.

Hace algunos días atrás estructuró un planteamiento público, lo llamaron “inserción”, firmado por un grupo de sus empleados más otros profesionales, donde su nombre se incluía inadvertidamente en medio del listado, llamando a la unidad de los dos candidatos de derecha y la de centro izquierda. Esta última, hizo dinamitar la inserción, agraviando e insultando duramente a uno de los candidatos.

Fracasado este asunto, al articulador del poder no le quedó otra cosa que buscar la forma de intervenir directamente, para lo cual, se compró la campaña de la candidata de centro izquierda y así “controlar” la puesta en escena de la transversalidad proclamada por los masones a través de este señor, un marino y un periodista. Este último, un concertacionista reconocido, que fuera director de los medios ya desaparecidos revista Hoy y diario La Época, ambos de propiedad de la extinta democracia cristiana. Ha escrito varios libros, unos en coautoría con Tironi y otro con Margarita Serrano, por cierto, tergiversando la historia. Desde los años 90 es empleado de la universidad Adolfo Ibáñez, caracterizada por su liberalismo progresista a ultranza.

Del marino masón diría que fue una sorpresa, lo que me llevó a imaginar que el Almirante Merino o Martínez Buch debían estarse revolcando en su tumba al mirar desde el más allá, que la institución que con profundo sentido patrio dirigieron y consagraron al Corazón Santísimo de Jesús, fuera dirigida por un masón que busca la transversalidad política abiertamente.

Estos señores pretenden transformarse, con el apoyo del “supremo hacedor”, en los Factótum del país para ordenar y dirigir sus destinos ¡¡Vaya tamaña grosería!!

Pues bien, yo creo que el señor Sutil con esta maniobra empresarial-política solo diversificó sus rubros agroindustriales, contratando como empleados a todo Chile Vamos para cultivar y vender gladiolos ya que se avecina un funeral político.

Así trabajan los empresarios, rentabilizando cada cosa que hacen y esta vez compraron una campaña que está en la UTI y como no hay remedio rápidamente agregaron un nuevo rubro al business, vender gladiolos. Una vez más la política supeditada al mercadeo.
¡¡Pobre mi país!!

Comentarios

  1. Ya nada sorprende, estimado señor. Cómo de costumbre , mi reconocimientos por el esfuerzo y repetidas gracias.
    ¡ Bendiciones

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