NESSUM DORMA: TURANDOT, ASESINA DE HOMBRES Y LAS COTORRAS DE “CENTRODERECHA”
Este reconocido título del
área final y más famosas de la ópera Turandot de Puccini viene al caso para
explicar, de una manera más significativa, lo importante que es estar alerta
frente a lo que nos depara el futuro que se definirá por voluntad soberana del
pueblo, en noviembre próximo.
¡Que nadie duerma!, es la
traducción de esta área de la ópera ambientada en la China milenaria y que
narra la historia de una cruel princesa quien, en venganza a una antepasada
mancillada, decapita a sus pretendientes si no le responden tres adivinanzas.
Aparece un príncipe que
descubre sus tres adivinanzas y desafía a la cruel mujer a que averigüe su
nombre.
Convencido que será
imposible para ella averiguar su nombre y con ello sellar su libre destino
canta esta bella área que termina de la siguiente manera:
“Dilegua, o notte
Tramontate stelle
Tramontate stelle
All’
alba Vincero
Vincero,
Vincero”
Pues bien, aquí tenemos la
lucha eterna entre el bien y el mal, representado por una cruel mujer que
pretende vengar el pasado amenazando con la peor de las consideraciones
humanas, matar a quien no cumpla con sus objetivos.
Si Ud. encuentra una
similitud con el presente lo dejo a su imaginación, indicándole solamente que
los grandes hombres de letras, los que han escrito la historia, los genios de
las artes y los grandes músicos han expresado en sus obras siempre la lucha
entre estas dos grandes vertientes del comportamiento humano: el bien y el mal;
o, en otros términos: la mentira y la verdad; o, lo feo y lo bello.
Traducido el verso dice así:
¡Desaparece,
oh noche!
¡Listos,
estrellas!
¡Listos
estrellas!
¡Al
amanecer ganaré!
¡Voy
a ganar, voy a ganar!
¡¡Yo
ganaré!!
Calaf, el príncipe desafiante,
fue interpretado desde el estreno de esta ópera, por varios tenores, sin
embargo, fue Franco Corelli, quien lo interpretó cumpliendo las expectativas de
Puccini, ya que poseía una voz amplísima, caudalosa y de timbre heroico, como
corresponde a un auténtico príncipe valeroso quien derrota la crueldad, la
mentira y el odio y esperó seguro su victoria. Entonces:
Que mejor manera de esperar
la victoria y ganar su libertad.
Que mejor manera de esperar
la victoria, sin acuerdos ni diálogos, ni mucho menos componendas.
Que mejor manera de esperar
la victoria, sin aceptar el chantaje o el victimismo.
Que nadie duerma en Pekín,
exigía Turandot, la cruel mujer candidata a desposarse con el poder, hasta no
conocer el nombre de quien la ha desafiado.
Aquí, en Chile, a 3000 años
de distancia en el tiempo Ud. conoce el nombre de quien, sin miramientos, ha
desafiado la crueldad de la mujer que le miente al pueblo y junto con él cante
Nessun dorma porque al amanecer del día señalado en noviembre ¡¡Vencerá!!
Cuando me aprestaba a cerrar
esta columna, llegó a mis oídos un ruido extraño. Puse atención, eran voces de
un puñado de cotorras viejas que, imitando al grupo feministas Las Tesis,
arremetían contra los hombres. Era un grupo de estridentes voces de “centro
derecha” que en su desesperación no distinguen entre el bien y el mal, apelando
al victimismo tan propio de la izquierda, con la utópica esperanza, de ver si
del barranco en que caen, logran asir algunos votos.
Ve Ud., mi estimado lector,
el mal hace su trabajo, desprestigia sin piedad, empleando voces ya desgastadas,
clamando de terror por la derrota.
Comentarios
Publicar un comentario